martes, 30 de julio de 2013

Mariposas





Sus ojos solo veían la tierra, el fango, el cieno, el barro. Su cuerpo marcado por las arrugas de la oruga. Verde y fea. Llena de pinchos como dolores de su piel. Desesperada y sin casi vida. Solo con luz gris y negra era su existencia. No tenía futuro, o casi.

Un día encontró el sitio donde acurrucarse. Era el mejor, rodeado de frescura y sencillez. Había fuerza ahí. Y mucha. Se hizo un ovillo de seda. Se dejó hacer. La naturaleza obraría su poder y la ayuda llegaría.

Así fue. Del capullo de seda en el que se transformó la oruga, nació la más linda mariposa, llena de vida y color, de luz y esperanza. Ahora empezaba su nueva vida. A empezar de cero, tenía toda la fuerza que la naturaleza le entregó mientras sufría ese radical cambio.

Ahora tenía que aprovechar su lucha y esfuerzo. Y ver la vida hacia arriba, nunca más el suelo gris y feo. Ahora el sol y la luz los tenía de su parte.

Ahora eres Mariposa has vuelto a nacer. Eres distinta algo en ti ha cambiado. Distinta por dentro y por fuera. Has aprendido y sufrido mucho.

Ahora eres más fuerte. Ahora tienes que aprender a volar



A todas las personas que se van a curar del cáncer 

1 comentario:

  1. Naturalmente bello este texto, querido amigo Txentxo, y aún más bella la optimista dedicatoria final. Gracias por compartir todo esto. Un muy fuerte abrazo.

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