Por mucho que me esfuerce no consigo colocarme al borde de nada donde sepa que está el vacío. Es superior a mí. Yo creo que si alguien de mi sangre se acerca al vacío y se que se va a caer, mi decisión por salvarla seria de difícil solución. Probablemente iríamos los dos en caída libre. Por salvarla, caeríamos seguro. No siempre somos capaces de hacer lo que debemos hacer.
Todos los días de su vida se la hice cómo la Reina
que era para mí. Se había desvelado para que yo fuera su princesa toda mi vida.
Y ahora que ya no podía valerse por ella, era yo quien la mimaba hasta donde mi
amor llegaba. Era mi ángel. Era mi amor, era mi vida, ella me lo había dado
todo. Y en el final de su vida y con la falta de su capacidad mental, es ahora
cuando más necesita de todo mi amor, de todo mi cariño, de todas mis
atenciones, fueran las que fueran.
Y son muchas, son todas las que necesitan, han cambiado
sus memorias, sus recuerdos, van cambiado de vidas, somos otras personas
desconocidas para ellas, son ellas otras personas desconocidas a veces para mostros,
sus recuerdos son tan frágiles y tan seguros otras, que ni saben ni sabemos quiénes
son,
Su carencia, tanto físicas como mentales, no las
detienen en su vida cotidiana, que si va mermando a veces, y en otras se
estancan en la cotidianeidad mas absurda, y ni suben ni mejoran, solo están.
Les hace falta de todo, de sus cuidaos afectivos
son los mejores, aunque no sepan quienes tienen a su alrededor, si te
transmiten ese amor que siempre te han dado, aunque ahora no te consideren su
hija, pero para ella, si sabe que la quieres y te lo demuestra.
De higiene personal es lo que no llevo, ni
siquiera un poco, es que no puedo, estoy en el vacio con la angustia vital que
por el hecho que sea superior a mí, que no lo entiende mi cuerpo, que soy
incapaz de superarlo. Y eso me lleva al desanimo, al creer que no soy
merecedora de su cariño, que no me comporto como debería hacerlo.
Lucho conmigo misma, tengo que vencer este
rechazo, este asco, este momento, pero no puedo, y me digo que si es que no la
quiero suficiente. Que si la culpa es mía.
Y no, ya te digo que no hay culpa de nadie, es
algo que se vence o no se vence, y por eso, no dejas de querer a tu ser
querido, al contrario esa lucha te lleva siempre a la misma frase, "pero
si la quiero más que a mi vida". Y así empecé este relato, con una
situación tan extrema como casi imposible.
Deja de luchar por eso, y dedícate a demostrarle
tu amor aunque ella piense que te acaba de conocer.
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