Del tópico, pero cierto, que
Asturias es España y el resto reconquistada, yo estoy convencido.
Cuando conocí aquella tierra
tenía los años de un niño que empezaba a andar. Mis recuerdos están más en el
duro viaje que en la tierra en sí. Menos de 6 años contaba y Avilés era nuestro
destino.
Duro el viaje, difícil su camino,
complicada su orografía, inexpugnable para muchos en su tiempo. Imprime un
carácter en su gente.
Asturiano, Asturiana. Firme en
sus decisiones que robustecen sus proyectos. La humildad raya en la sobriedad,
hay poco o mucho según se mire. El que escaso anda sobrado está. Mente clara,
inteligente y despierto, gran observador. Y amante de tantas cosas que la
naturaleza que le rodea es la que menos despierta sus pasiones. Gusta más de
las personas, de sus gentes de sus amigos
El contraste del cielo, a veces
gris, a veces negro, poco sol y mucho orballo. Del dulce al salado, de río al
mar, del salmón al campanu, de la leche al queso, de la vaca al chorizo. De la
legumbre a las fabes. De la mirada limpia al oído sereno. Fuerza en su
carácter. Fuerza en su físico. Rudo su paisaje pero bello su entorno. Covadonga
escondida donde la Santina habita. Cuesta llegar, el esfuerzo es merecido.
Miras al mar desde lo alto de sus
montes. Es difícil arribar pero más salir. Lloras cuando llegas y lloras por no
marchar.
No de Bable se habla cuando el
castellano se entiende. Cualquiera lo puede. Cualquiera vale, cualquiera lo
siente.
Qué más da si es España antes o
después. Don Pelayo luchó, pues sigamos por ser y no por no ser.
Asturias es España. Y España
también.
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