sábado, 16 de agosto de 2014

Terror



Cómo todos sábados se quedaba solo en casa, sus padres salían a cenar con sus amigos. Aquella casa larga y angosta. Su habitación la última. La película de la tele terminó. Y entonces se dió cuenta que todas las luces estaban apagadas. Un miedo atroz se apoderó de él. Tenía que cruzar aquel pasillo a oscuras. El interruptor estaba al final. A cada paso escuchaba cómo crujían los muebles, las viejas persianas se agitaban. Su respiración se agitaba. El ladrillo hueco flaqueaba a su paso. Llegó a su cama, no encendió la luz. Se acostó. Y entonces comprendió que no estaba solo. El ya estaba allí. 

2 comentarios:

  1. Sobrecogedor... ¡Magistral relato, querido amigo Txentxo! No tengo más que apuntar. Un fuerte abrazo.

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    1. En tan pocas líneas es, a veces, difícil expresar un sentimiento. Pero cada día me gustan más los micro sobre cualquier tema. Y así me va. Un abrazo

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