Cuando la sonrisa mana después de las lágrimas se
abre el corazón. Redunda la satisfacción de tener a alguien que te ama y te
quiere más que a nada y nadie.
Revives casi toda una vida de recuerdos. Afloran
todas las situaciones que te han llevado a ser como eres ahora. Tú, de alguna
forma, eres un reflejo suyo, te has visto crecer copiando sus gestos, sus
formas de actuar y sobre todo, has querido ser como él. Era tu líder, tu
referencia, tu punto de mira.
No siempre estaba, no siempre te abrazaba cuando
lo necesitabas, no siempre tenía esa palabra de apoyo o de consuelo cuando más
lo necesitabas.
En la distancia y experiencia que el tiempo nos da
su maestría, comprendemos todo. No estaba pero si vigilaba. No te veía pero si
velaba. No te abrazaba pero si estabas en su corazón siempre.
Te transmitía su experiencia con hechos y no con
palabras. Madurabas más rápido porque te hacía más libre siempre. Tú eras su
manual de instrucciones, descubría su función de padre a fuerza de sus propios
errores. Tú le enseñabas a ser padre. Y a la vez te convertías en más hijo.
Su trabajo le era agobiante, seguro que por dar
mejor calidad a su familia y eso le hacía perderse su propia vida y la de los
suyos. Sus demostraciones de cariño, mínimas, ahora parecen las más grandes e
intensas. No se pueden juzgar la situaciones si no es desde la distancia y la
comprensión. Creo que su único fin era su gran familia.
Haría cosas por élla que nunca se hubiera pensado.
Si ahora entendiéramos todo lo que podíamos sacar de él.
Amor infinito. Experiencia que transmitía con
hechos. Daba más que tenia. Su corazón no le entraba en aquel cuerpo, de tan
grande que era su amor por los demás. Nadie como él para desvivirse por los
demás. Siempre en exceso, seguro, se dejaba algún santo sin vestir para tapar
algún necesitado. Pero hasta eso era una virtud. Su compromiso hacia los demás
era desmedido. Se le admiraba y se le respeta. Dejó su poso de vida lleno de
total responsabilidad, creó una gran familia, lo más importante, dejó sus
pequeñas grandes obras dejando siempre el protagonismo a los demás.
Imaginación de futuro llena de sorpresas.
Adelantado en casi todos los campos de la vida. Autodidacta por necesidad y
tesón por obligación.
Bondad infinita, amor desmedido, don de gentes
innato, líder encubierto, filósofo de campo y catedrático de pasiones.
Sorprendía hasta el último momento. Su alegría por vivir llegaba a inundar la
vida de los suyos. Humor corto pero intenso. Palabra fácil, sentencias de
maestría, habilidad mental, literatura de palabras. Trovador sorpresivo.
Un hombre bueno, un padre como pocos, un marido
enamorado.
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