Ayer tarde estuve con mi médica
más de dos horas en su consulta. Trabajo perfecto.
Al salir paseando con
tranquilidad, iba meditando acerca de todo lo que me había hecho. Y la verdad,
de medicina mucho, claro, pero también vi muchas más profesiones, a cada cual
más importante.
Arquitecta, hizo un proyecto de
reconstrucción importante. Ingeniera, utilizaba unas herramientas de altísima
precisión que necesitaban de esos conocimientos. Oficial de primera en la
construcción, una argamasa para unir los distintos materiales que utilizaba.
Escultora, modeló a la perfección aquella obra de arte, con el resultado
deseado. Modista de alta costura, sus puntadas certeras y precisas, remataron
aquel diseño de ensueño. Mejor terapeuta, dejando que sus palabras y manos
relajaran por completo mi mente.
Su voz melodiosa y aterciopelada
solo hacía relajar el momento de tensión cómo si del concierto de mi
cantante favorito fuera.
Mis pasos eran lentos y
cadenciosos. Me llevaban a sentir un estado anormal después de una anestesia de
dos horas, extraer una muela, quitar un puente, y coser su emplazamiento.
Bien, muy bien Cristina por ser
mi mejor odontóloga. Gracias
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