No tener miedo a que te muevan, no tener miedo
a perder a los tuyos, no tener miedo a lo desconocido, no tener miedo a empezar
una y otra vez cosas nuevas, no tener miedo a experimentar, no tener miedo a
fracasar, no tener miedo a tu propia vida, no tener miedo a intentarlo, no
tener miedo a fallar. No tener miedo a la noche, no tener miedo a la oscuridad,
no tener miedo......
¿no será
que tenemos miedo a nosotros mismos? Y solo es una excusa a no enfrentarnos con
la realidad de la vida.
Somos jóvenes, somos muy mayores, somos
inexpertos, tengo mala suerte, me da miedo el éxito, no estoy a la altura, no
se dirigir, no me gusta que me manden, todo son disculpas, pretextos para no
hacer lo que realmente debemos.
No tener miedo, eso es lo que en la vida da
seguridad y estabilidad emocional. No es nada fácil tener la autoestima por las
nubes, no es fácil enfrentarse a la vida por derecho, no es cómodo ser como
eres en realidad.
Todos esos miedos son en realidad no ver que
los demás son igual que tú y que todos podemos llegar a ser lo que cada uno
queremos. Nos agobian los miedos, nos abruman. ¿No sería mejor enfrentarse a
cada uno de ellos según van surgiendo?, no nos de pereza a ello, cuanto antes
mejor, son más pequeños y fáciles de solucionar. Arreglemos el más urgente, la situación
mas cercana e importante, eso nos dará confianza, vuelca en ese momento toda tu
energía en conseguir tu triunfo, y gústate resolviendo lo que tu quería
conseguir.
No te excuses, no te de pereza, frena ese
primer miedo de la mañana, volverá tu seguridad y tu estima.
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