Eran las nueve de la mañana y
había que entrar en esa entrevista con el forense psiquiatra. El baremo para
saber el estado mental de mi cabeza, para obtener la custodia y la patria
potestad de mi hijo, era lo más importante. Dentro de mi bolso llevaba todos
los documentos acumulados en esos dos años de pelea con el padre, ciudadano
indeseable y que pasaría dentro de un par de horas más por el mismo proceso y
con el mismo forense. ¿Qué le hubiera costado a mi abogado solicitar por ese
proceso telemático toda la información personal y profesional de ese personaje despreciable?
La consulta seria más rápida.
Era para mí lo más importante de
mi vida, mantener dentro de mi corazón la felicidad de mi hijo, ese indeseable
no era una buena persona y menos padre. Necesitaba toda la fuerza de mi abogado
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