Paso a paso. Día a día. Mes a mes, su cuerpo fue
adquiriendo la fuerza necesaria para preparar el acontecimiento previsto. Cada
día recordaba con cuanta ansiedad quería que llegara ese momento. Pero también
recordaba los días de desesperación al no poder conseguir su anhelo.
Aquella mañana, al recibir esa llamada de teléfono
todo cambió en su vida. El "si podemos conseguirlo, hay más posibilidades
de lograrlo que de fracaso", que escuchó por ese aparato móvil. No podía
tener mayor alegría. Por fin después de tantos años podría realizar la única
ilusión de su existencia.
Por eso cada paso calculaba con precisión médica
como debería reconstruir si cuerpo para el feliz día. Su programa de vida lo
habían hecho entre todos. Y eso que ella era el desorden personificado. Pero
ahora dejó su vida anterior para cambiarla por completo por la nueva que le habían
conseguido. Entre médicos, fisioterapeutas,
ayudantes y sobre todo su familia, hicieron transformar su intranquilidad y
desasosiego en firmeza y seguridad.
Aquel fatídico atentado terrorista destrozó su vida,
su cuerpo y su mente. Lucha diaria por sobrevivir sin ganas de hacerlo. Hundida
en la miseria y el sufrimiento. Sin estima. Sin sentirse persona. Sin entender
nada. Pero después de tantos días de agonía, una frase se clavó en su corazón. podría
ser madre?
Estaba a solo dos meses de ver a su niño.
Todo valía la pena
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