Ya suena el despertador. Lo apago y sé que aún me
quedan diez minutos más de sueño. Que gusto. Un ratito más en la cama.
A veces no sé si es la cama, o dormir más lo que
más me gusta. Dormir esos diez minutos robados al día es un placer. Pero creo que
es más un sentimiento que una necesidad. Ese sueño cuando lo consigo no me
lleva a un descanso mayor sino a una sensación de bienestar en la cama. De
hecho, si no fuera porque desconfío por completo de mi misma y me apoyo en los
tres despertadores que me rodean, estoy convencida que sufriría de esos minutos
extras. Y aún así no es un descanso relajante. Es más darle un engaño a nuestra
mente. Está demostrado que ese sueño extra es el de la basura. Porque no
descansa más nuestro cuerpo. Es mejor poco e intenso diario que mucho y a
destiempo. No por dormir un fin de semana completo recuperaremos el cansancio
de la semana. Un ama de casa, y aquí también meto a los amos de casa,
deberíamos entender que necesitamos recuperar con el sueño, el cansancio diario
que acumulamos. No menos de seis horas
de sueño placentero.
Ningún trabajo en el mundo tiene el horario de una
ama de casa. Salvo ese cortísimo rato en el que nuestros ojos se cierran para
ni ver más la lavadora o la plancha, todas las horas restantes son de una
intensa actividad. Primera actividad la económica. Un consejo de ministros de
economía en la cumbre para distribuir el presupuesto del país llamado mi casa.
Todo el departamento de abastecimientos e intendencia para abastecer los
almacenes de alimentos y utillajes. Sin poder contratar los servicios de catering
de un tres estrellas Michelin necesitamos darles de comer a los más exigentes comensales.
Un experto premio Nobel de medicina estaría encantado que yo fuera su ayudante.
Ya sabemos de medicina y medicamentos un rato. Y no cuento de aquellos sesudos
catedráticos de universidad con sus clases magistrales, nosotras tenemos que entender
más cosas que las que sabe el Doctor Google. Y de cariño y amor? Quien nos
gana? Los altos sastres de la costura no sé si entienden de remiendos y zurcidos.
Y ahora después de escribir esto, merecemos esos
diez minutos más sin despertador?
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