Es difícil entender lo poco que les importamos a
los que nos importan.
Quizá sea más difícil entender porque pensamos
así. Sí me importan los demás y más los míos. Es porque yo me doy a ellos. Los
quiero tal y como son. Una madre, un padre tiene que esperar recompensas de sus
hijos? Tienen que oír de ellos que somos importantes? Probablemente sí. Y con
todas las consecuencias. Pero y si no lo somos? Y si no nos lo dicen,? Y si
pasan de nosotros?
Nuestra estima baja, se requiebra. Quizá seamos
nosotros los que necesitemos el halago, que nos digan que nos quieren, que
necesitemos de los demás más que nosotros a ellos. Si amamos es porque damos
sin esperar nada a cambio. Si queremos es porque nos desprendemos del cariño
que queremos compartir.
A todos nos gusta una caricia, un beso, una
palabra de afecto, de ánimo, que nos digan que somos su centro de vida. Pero
que nos importe que no lo seamos?
Nos agobiará nuestra vida si vamos buscando importancias.
Nuestra autoestima por las nubes para poder amar sin medidas.
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