Tenemos
la facultad de ser las transmisoras de las ideas. De los conocimientos, de la
cultura y sobre todo, de los sentimientos.
Cuando
nos crean fluimos fácilmente. Salimos espontáneas o forzadas, con lógica o
dislocadas. Con expresividad o retraídas. Salimos con toda la fuerza que no
bramando. Quieremos hacer sentir lo que nuestro creador quiere contar.
El
aire es el mejor vehículo por el que vamos todas juntas. Ninguna se pierde o
transforma. Vamos contentas a veces, tristes otras. Lo que llevamos son ideas,
noticias, sentimientos y unas veces son alegres y otras mohínas. Pero nunca
somos las culpables de nada. Ni de la alegría o seriedad con que se nos acojan.
Solas andamos, y es a nuestro creador al que tienen que comprender.
El
problema siempre está en las formas, en los tonos, en las preguntas, en las
afirmaciones o negaciones. En los sentidos, en los modos, en los giros y sobre
todo en las intenciones de nuestro autor.
Llegamos
a las cabezas, al alma, al corazón a los ojos y oídos. Somos gritos o susurro.
Somos delicias o desaires. Somos lo que somos. Palabras solo. Solo que nos
tienen que crear para que nos entiendan bien.
Mejor todavía, para que ellos se
comprendan bien siempre.
Me gusta mucho esta entrada. La empatía con las ideas, hermoso lugar para situarse.
ResponderEliminarYa sabes que lo bonito de la vida está en la comprensión. Cuanto me gusta que estés por aqui
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