Me gustan poco las citas de
autores o de personas que se dedican a buscarlas y a darles más importancia que
seguramente les dió el autor de las mismas. Yo mismo he escrito muchas frases,
algunas de una profundidad e importancia que podrían grabarse en el granito más
duro. ¿Y para qué?
Pero una queridísima prima me
mandó hoy una foto con unas frases de José Luis Borges que decían algo así que
hay tres verbos que su imperativo no les sienta nada bien. Amar, soñar y leer.
Y además les decía una enseñanza a sus alumnos: Que si algo de estos verbos no
les apasionaban no siguieran. Fuera malo o bueno lo que estuvieran haciendo.
Leer una gran novela, según el criterio
de casi todos, que no te guste es mejor no seguir con ella. Sea de Cervantes,
de Borges o de Shakespeare.
No leas algo que no te haga
feliz. No se puede obligar a nadie a serlo. La lectura es una de esas formas. La
lectura debe entrar por los cinco sentidos. Llenarte, engancharte desde el
principio. El libro te puede ayudar a
ser feliz pero no hacerte infeliz.
Decía un gran entendido en vinos
que solo hay dos clases de vinos el bueno y el malo. Pues eso. Cada uno
apreciamos muy distintamente lo bueno y lo malo.
Cuantos libros hemos empezado y
en las primeras hojas los hemos aparcado. Algunas veces para siempre. Y otros
sin ser obras maestras los releemos una y otra vez.
Borges lleva razón. Como no, apasiónate
solo de lo que te hace feliz en ese momento y engrandécelo, auméntalo, haz que
sea tu centro del universo en ese momento. Serás pleno de felicidad. Nadie te
la impone. Solo fluye hacia ti. Deja que entre poco a poco. Ya llegará su
plenitud.
Y si no es así. Apárcala. Déjala.
No la olvides. Pero no te agobie. Tendrá su momento en tu vida. Y si no lo
tiene es que Calderón de la Barca, Unamuno, Machado, o Borges no te hacen
feliz. Otros te harán. Marín, Quintero, Sánchez, quien sabe.
Disfruta,
se feliz con la lectura.
A Reme
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