Cuando me levanto y yo madrugo
mucho, ya sé que tú ya lo hiciste. Y que empiezas con la obra de arte diaria. A
crear nuevamente ese cuadro de colores que nos alegran cada vez que lo vemos.
Con mimo exquisito, con sabiduría de la experiencia, con la delicadeza que solo
tu mano es capaz, colocas pieza a pieza, caja a caja. En la disposición única
que tu cabeza imaginó en esa vigilia nocturna al despertar.
Solo en ese momento decides,
qué y cómo dispondrás tu cuadro para la admiración de todos. Colocaras los
amarillos de los plátanos a la izquierda, los rojos intensos de las cerezas en
el medio, los verdes fuertes de los pimientos debajo. Los naranjas de los
pomelos, encima de blancos espárragos.
Cada día una disposición
distinta. Cada día un cuadro nuevo. Cada día un arte más por dar una visión
nueva de tu pasión por tu trabajo. Que lo recompensas con la mirada en nuestros
ojos reflejada de admiración. Gracias por crear todos los días una obra de arte
nueva con los mismos pinceles y con los colores nuevos que tu recoges y
recompones.
A Vero
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