Nunca le he dado las
gracias con tanta fuerza como cuando entró el otoño en mi vida.
Dejé con rapidez la
nostalgia de la primavera para asirme con fuerza a este nuevo cambio de la
vida. Los rubores, los calores, las inseguridades dejaron paso a la sensatez, a
la paciencia, a la serenidad y sí, a la experiencia que lo doma todo con la justa
batuta del tiempo.
Gracias de verdad a
la Vida, que ha sido tan fuerte y frívola que me ha jugado la falsa pasada de
perderla y reencontrarla.
Vista desde este altozano
solo espero al frío invierno con sus delicias de locura. Las hojas del diario
pasando con más rapidez de la deseada, pero con la tranquilidad de que la
almohada duerme n paz a mi lado. No vivo de los recuerdos, pero los recuerdos
si están en mi camino acompañándome. Me hacen estar cómodo, me hacen sentir que
lo ya vivido es solo una mueca de las cosas que podían haber ocurrido y no lo
hicieron. Ahora esa Reina, si me deja reír a carcajadas con la paz del espejo
que refleja mi faz llena de dulces cicatrices.
Gracias a la Vida
siempre
A mi amigo Patxi
A mi amigo Patxi
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